HABLEMOS DE POLITICA
HABLEMOS DE POLÍTICA !!
“No es lo mismo el señorío despótico que el
político, como no son tampoco idénticas todas las formas de gobierno, según
afirman algunos. El señorío político se ejerce sobre hombres libres por
naturaleza, el despótico sobre los naturalmente esclavos y el régimen familiar
es una monarquía (pues toda casa está bajo un solo señor) mientras que el
señorío político es el gobierno de hombres libres e iguales”. (Libro I, Cap.
II. La política: Aristóteles)
EL CONCEPTO DE POLÍTICA l título de la asignatura, Ciencia
Política, no solamente prefigura su contenido, sino que para quienes no han
sido iniciados en el conocimiento científico de los fenómenos políticos abre un
ancho abanico de expectativas y despierta ilusiones de la más variada
intensidad. Los primeros escarceos alrededor de las cuestiones fundamentales de
la Ciencia Política suelen provocar muchas veces un derrumbe de aquellas
expectativas y la insatisfacción de aquellas ilusiones. No solamente no existe
alrededor de la idea de política, sino que tampoco lo hay respecto a la
denominación de nuestra materia.
Esta pluralidad divergente de enfoques sobre un mismo
fenómeno, no es una cualidad exclusiva de la Ciencia Política. Sucede otro
tanto en otras parcelas de la ciencia, especialmente, en el campo de las ciencias
sociales. Lo que ocurre es que, aquella pluralidad de interpretaciones y las
vicisitudes que históricamente ha atravesado el estudio de la política,
confieren a ésta y a su ciencia, una riqueza muy particular que, lejos de
conspirar contra su cientificidad o su autonomía, contribuyen a ensanchar
nuestro objeto de estudio y a dotarlo de su dinámica característica. Por lo
tanto, a la hora de responder a la pregunta sobre ¿Qué estudia la Ciencia
Política? es prácticamente inevitable comenzar a introducir la disciplina
admitiendo la falta de univocidad del término política. Algo que, por cierto,
aparece como una realidad inocultable a poco que uno se asome a la enorme
diversidad –y, a veces, divergencia- de enfoques y matices con que los propios
científicos y pensadores de la política abordan la problemática del objeto de
estudio. Ciertamente poco nos aporta el saber que la palabra política, tal como
la conocemos en nuestra lengua, proviene del vocablo griego polis, que
significa ciudad.
Es necesario conocer, además, qué tipo de realidad describe
el vocablo polis y en
qué contexto lo hace. Por eso, como punto de partida y con carácter
provisional, diremos que la polis griega es la comunidad integrada por un
conjunto de hombres que residían sobre un territorio delimitado, que constituía
una entidad política autosuficiente y que estaba regida por un gobierno
autónomo. Pero desde la política según la concebían los griegos hasta alcanzar
el significado que el mismo término hoy tiene entre nosotros, hay una enorme
distancia que no solamente es mesurable
cronológicamente. Por lo tanto, es conveniente echar un vistazo a la evolución
histórica del vocablo que explique las vicisitudes y las intermitencias que ha
sufrido su utilización a lo largo del tiempo y que también, en cierto modo, nos
explique el por qué de su vasto y complejo significado. Un buen punto de partida para este camino es
conocer el significado que atribuye a la palabra política la Real Academia
Española. El diccionario nos dice que política es tanto el arte, doctrina u
opinión referente al gobierno de los Estados, como la actividad de los que
rigen o aspiran a regir los asuntos públicos con su opinión, su voto, o de
cualquier otro modo. Para el diccionario, política significa también
cortesía y buen modo de portarse. Por extensión de las dos primeras acepciones,
también con esta palabra se alude al arte con que se conduce un asunto o se emplean los medios para alcanzar
un fin determinado. Por último, se hace referencia a orientaciones o
directrices que rigen la actuación de una persona o entidad en un asunto o
campo determinado. Pero, en tanto, de la misma raíz griega, el castellano
recoge la palabra política con las diferentes acepciones y significados que
acabamos de ver, en el
inglés (idioma en el que se han desarrollado los principales estudios
politológicos contemporáneos) la raíz griega ha derivado en, por lo menos, tres
palabras diferentes: 4 políticas referida a la actividad del gobierno, de los
miembros de las organizaciones legislativas o de las personas que intentan
influenciar el modo en que un país es gobernado. Este vocablo designa al
trabajo que supone mantener una posición de poder en el gobierno.
Por otro lado, con la palabra politics se alude al estudio de las formas en que un país
es gobernado. Pero
también, la politics de una persona son sus opiniones acerca de cómo deber ser
gobernado un país. Al igual de lo que sucede en castellano, por
extensión, politics, también designa a las relaciones que se establecen dentro
de un grupo particular o de una organización en los que se permite a
determinadas personas detentar poder sobre otras. 4 policy, que se entiende
como un conjunto de ideas o un plan de acción para situaciones particulares,
que han sido acordadas oficialmente por un grupo de personas, una organización
de negocios, un gobierno político. 4 polite, es el comportamiento que es considerado como socialmente
correcto, y que demuestra preocupación y cuidado por los sentimientos ajenos.
Por tanto, la primera conclusión que arroja la comparación
entre el significado primigenio de la palabra política y sus diversos
significados actuales, es la constatación de la riqueza y variedad de la fenomenología que gira
alrededor del concepto. Claro que es preciso aquí prevenir que aún nos movemos
en el terreno de los significados más usuales y corrientes de política y que,
por tanto, más adelante será necesario contrastar estas conclusiones con las
que se formulan los científicos de la política cuando intentan precisar el
objeto de nuestra disciplina.
Pero aunque hagamos
esta prevención e intentemos trazar una línea entre lo vulgar y lo científico,
es innegable el hecho de que aquella carga de ambigüedad que pesa sobre la
definición de la política en términos corrientes, se ha trasladado también al
campo del conocimiento científico, dificultando el ejercicio de los
especialistas a la hora de determinar, con cierta precisión, el objeto de la
Ciencia Política. De lo visto hasta aquí, se destacan algunas ideas que pueden
extraerse y aislarse para comenzar a construir un concepto de la política: son
aquellas que se refieren, por ejemplo, a los asuntos públicos, al gobierno, a
las comunidades o los grupos, así como las ideas de acción y actividad. Pero
para seguir construyendo el concepto, será necesario repasar brevemente las
principales diferencias y analogías entre la política, tal y como era entendida
por los clásicos, y la política en su sentido más moderno.
EL SIGNIFICADO
CLÁSICO Y MODERNO DE LA POLÍTICA
La política era todo aquello referido a la vida en común de
los hombres en el ámbito de la ciudad y en tal sentido era comprensiva tanto de
los social como de lo político. El hecho de que hacia el final del mundo
antiguo Aristóteles
sugiriera la imagen de un animal social junto a la de animal político,
en modo alguno suponen el desdoblamiento o la dualización entre las esferas de
los político y de los social, cuando menos, en el sentido en que estos ámbitos
son entendidos en el debate contemporáneo.
Pero resulta evidente que aún en la Grecia antigua no toda
actividad del hombre era actividad política. Sin embargo, el que el pensamiento
reflexivo de aquella época haya caracterizado al hombre como un zoon politikón
tiene su explicación en la certeza de que siempre es posible encontrar al
hombre como miembro de un sistema político, cualquiera sea su grado de
participación en él. Pero es que, además, lo político aparece como una esencia
específica, natural y, de algún modo, innata del hombre, que coexiste con otras
esencias como las vinculadas con la religión, la economía, el arte, el
conocimiento o la moral.
La caída de la polis inaugura una compleja y tortuosa
andadura de la idea de política. De alguna forma, lo político se atenúa y se
diluye frente a diferentes influencias. Así, la política se juridiza,
desarrollándose en la dirección indicada por el pensamiento romano. Más tarde,
la política se teologiza, adaptándose primero a la visión cristiana del mundo,
luego a las complejas y a veces turbulentas relaciones entre el papado y el
impero, y, por último, a las consecuencias de la ruptura entre el catolicismo y
el protestantismo. De esta forma, aquel significado clásico de la política,
integrado en un discurso de corte ético-político, que comienza con PLATÓN, va
matizándose al compás de evolución del pensamiento y de las formas políticas,
aunque sin perder aquel su perfil ético y prescriptivo. Las ideas sobre lo
bueno y lo justo (que expresan las aspiraciones de la ética teológica y la
ética jurídica) planean sobre la reflexión política postclásica y alcanzan su
punto de perfección en el desarrollo de la doctrina del Derecho Natural que
resume esta amalgama entre normativa jurídica y normativa moral.
El primer intento de separar estos campos y de emancipar a
la política de la influencia de otras actividades humanas es tarea que acomete
MAQUIAVELO (1469 – 1527).
Para el pensador florentino, tanto la moralidad como la religión son,
ciertamente, componentes fundamentales de la política, pero a título
instrumental. No son, pues, la política misma.
Pero la aportación de MAQUIAVELO a la configuración de una
idea más moderna y realista de la política no se detiene en el trazado de la
frontera con la moral y con la religión. MAQUIAVELO postula el que política
tiene sus leyes propias, leyes que por cierto ya poco tienen que ver con los
mandatos prescriptivos de la moral, la religión o el derecho. Quizá sea esta
última reflexión, la contribución más importante del autor florentino a la
consolidación de la autonomía de la política como terreno de reflexión y
especulación teórica.
La política es una causa primera, una causa generadora, no
sólo de sí misma, sino también de todo el resto, a causa de su supremacía.
LA IDENTIDAD DE LA
POLÍTICA. DIFERENCIAS CON LA ECONOMÍA, LA RELIGIÓN Y LA MORAL
No siempre ha resultado tarea sencilla diferenciar aquellos
comportamientos humanos de naturaleza ética, religiosa o económica de los
comportamientos específicamente políticos. Los contornos más difusos de estos
últimos hacen que, a la hora de diferenciar la política de otros comportamientos
o funciones sociales del hombre, el camino más corto consista en aprovechar la
marcada identidad de los impulsos económicos, morales y religiosos del ser
humano.
En este sentido, sin esfuerzo, es posible decir que el
criterio guía de los comportamientos económicos es el de la maximización del
beneficio al menor coste posible. La satisfacción de las necesidades
elementales de los seres humanos es una actividad que, históricamente, ha ido
tejiendo todo un sistema de interrelación social, dentro del cual las conductas
paradigmáticas son aquellas que responden al impulso de maximización del
beneficio. A pesar de la mecánica consustancial al funcionamiento del sistema
económico condiciona, cada vez más, los procesos políticos, los comportamientos
políticos del ser humano no aparecen guiados ni por el apetito de ganancia ni
son explicados dentro de la lógica de satisfacción de las necesidades de
adaptación de la especie al medio ambiente natural. Y si bien economía y
política aparecen o funcionan, las más de las veces, como una dialéctica
indisoluble, lo cierto es que ambas dimensiones de la naturaleza humana son
diferentes: la primera atiende a las necesidades fundamentales de supervivencia
corporal, en tanto que la segunda responde a las necesidades organizativas de
los individuos, que, al reunirse en comunidades, precisan de una dirección para
asegurar la convivencia y el respeto de sus normas. Entre economía y política
no puede establecerse relaciones de súper o subordinación, sino
circunstancialmente. Ambas generan conjuntamente condiciones conflictivas en el
interior de los grupos sociales, y ambas han desarrollado mecanismos propios de
gestión y resolución de aquellos conflictos. Ello no obstante, la complejidad
creciente de la vida social moderna hace que, las más de las veces, aquellos
conflictos se resuelvan mediante la interacción recíproca de estas dos grandes
esferas de influencia y de poder.
En esta línea se inscribe Robert Dahl cuando señala que...
“el análisis político versa sobre el poder, el gobierno o la autoridad. La
economía, concierne a los recursos escasos o la producción y distribución de
bienes y servicios.
La política es un aspecto de una gran variedad de
instituciones humanas, la economía es otro aspecto. Por tanto, un economista y
un experto en ciencia política pueden, ambos, estudiar la misma institución
concreta. Pero el
economista se interesará principalmente en los problemas de la escasez y el uso
de recursos escasos, y el experto en ciencia política tratará en primer lugar problemas que
involucren relaciones de poder, gobierno o autoridad. Sin embargo, como
la mayoría de la distinciones que se hacen en materia de investigación
intelectual, la que se hace entre política y economía no es perfectamente
nítida”.
La moral no ha de ser confundida tampoco con la política,
muy a pesar de que la moral aparezca frecuentemente –y ello es deseable– como
una componente central de la acción política. El criterio que guía los
comportamientos éticos es el del bien. La acción moral es la acción debida. La
acción política es una acción dirigida a establecer un orden de convivencia
humana, a través de la utilización del poder. Es cierto que muchas veces, aquel
orden de convivencia habrá de
estructurarse alrededor de valores y de principios, pero la política, en sí
misma, como categoría científica, prescinde de cualquier ejercicio valorativo.
Por estos motivos, a veces resulta sumamente difícil separar ambas actitudes
humanas, y es de esperar que política y moral continúen implicándose y
sirviéndose recíprocamente.
ELEMENTOS PARA UNA DEFINICIÓN DE LA POLÍTICA
En la tarea de elaboración de la definición de política,
parece conveniente comenzar destacando algunos de los elementos que la
caracterizan y le confieren especificidad y autonomía, para luego, en un
segundo momento, unir estos elementos en un enunciado que los comprenda y que,
a la vez, los interrelacione. Algunos de estos elementos ya han sido esbozados.
Así, la política puede empezar a ser definida como una actividad, entendida
ésta como un conjunto de operaciones o tareas propias de una persona o entidad.
Este concepto de actividad ya nos está advirtiendo de que hablamos de una
actividad humana, del hombre, sea en su faz individual, sea en su faz
colectiva.
Pero es que además, el concepto de actividad supone el que
aquellas operaciones y tareas propias de una persona o una entidad, se hallen
encaminadas hacia un fin. La existencia de un fin concreto supone, a su vez,
que quienes desarrollen aquella actividad empleen determinadas herramientas, determinados
instrumentos o medios para alcanzar tal fin.
Por tanto, un buen paso siguiente en la elaboración de la
definición de política, consistirá en averiguar qué se proponen los hombres y
sus organizaciones cuando despliegan su actividad política, y cuáles son los
medios que emplean para conseguir esos propósitos.
Julien
Freund considera que lo político es una esencia, es decir una categoría
fundamental, vital y permanente de la existencia del hombre en sociedad.
El hombre es originalmente un ser político, al igual que un ser religioso,
cultural, económico, sin que se pueda afirmar una anterioridad cronológica o
una superioridad lógica de alguna de sus esencias.
Si lo
político es una esencia debemos analizar sus fundamentos y presupuestos.
Hay conceptos que definen necesaria, invariable e inmutablemente una esencia,
en el sentido que su disolución arrastraría la supresión de la esencia misma:
son sus presupuestos.
Los presupuestos son evidencias permanentes que se van
encontrando en formas históricas variables a través de las cuales la esencia se
manifiesta concretamente. Los presupuestos de lo político son conceptos,
constantes, que nos permiten entender lo que hace que la política sea política.
Un presupuesto es la condición propia, constitutiva y universal de una esencia.
Como condición universal se diferencia de las condiciones
empíricas y espacio-temporales. Es decir, si uno de los presupuestos es el
mando, esto no dice que tipo de personas debe mandar, sino que sean cuales
fueran las circunstancias históricas siempre que hay política habrá mando.
Según Freund, los tres presupuestos de lo político son: 1. La relación mando y
obediencia, que es el presupuesto básico. 2. La relación entre público y
privado, que ataña a la organización de la política interna. 3. La relación
amigo y enemigo que atañe a la política exterior. Las tres constituyen
relaciones entre dos conceptos contrarios que origina una dialéctica.
Dialéctica no en el sentido hegeliano, sino como relación entre esferas
específicas y autónomas de la actividad humana sin síntesis final, donde
ninguno de los términos se deja absorber definitivamente por el otro.
La política se nutre de estas parejas dialécticas, de esta
lucha pudiéndose interpretar la historia humano como un conflicto permanente y
recurrente entre estas dialécticas. Profundicemos cada una de las tres
categorías de lo político:
La primera categoría de lo político se detecta en la
relación mando-obediencia, que entiende a la política como una relación
interhumana, en virtud de la cual la acción de unos determina el comportamiento
de otros. Este género de relaciones constituye un presupuesto fundamental de la
política, por cuanto de ellas se desprende el instrumento específico de la
política que es la fuerza, cuyo monopolio para la regulación de su uso legítimo
está atribuido al Estado.
La segunda está referida a la distinción entre lo público y
lo privado. Se ha dicho que con esta distinción, lo que se intenta es trazar
una línea que divida, de un lado, aquello que pertenece a la sociedad global y,
del otro, aquello que pertenece a sus miembros considerados individualmente.
Esta afirmación puede valer como punto de partida para una separación entre
ambas categorías, pero no está libre de cierta impresión al reducir el ámbito
de lo privado a la esfera individual, cuando, en realidad, lo privado también
comprende instancias plurindividuales y colectivas. Pero, siguiendo en esta
línea, podemos afirmar que la esfera pública se caracteriza por la presencia de
relaciones de subordinación entre
gobernantes y gobernados, que son relaciones entre
desiguales. En la esfera privada, en cambio, estas relaciones son de
coordinación y se establecen entre iguales
gobernantes y gobernados, que son relaciones entre desiguales. En la
esfera privada, en cambio, estas relaciones son de coordinación y se establecen
entre iguales.
La tercera categoría de lo político está referida a la
distinción entre amigo-enemigo y sostiene que los político puede encontrar su
fuerza y su dinámica en los más diversos campos de la vida humana, en las
contraposiciones económicas, religiosas, o de cualquier otro tipo, capaces de
crear una dialéctica de lucha y de conflicto.
En resumen, que a la hora de establecer el contenido del
sustantivo política, así como de utilizar con precisión y propiedad el adjetivo
político o política, es imprescindible reconducir el análisis de los hechos,
fenómenos y conductas a alguna de la categorías de lo político. De este modo,
podremos predicar que hay política o que ciertos hechos adquieren relevancia
política, cuando en ellos existe tensión o contraposición entre lo público y lo
privado, entre el mando y la obediencia, entre el amigo y el enemigo.
Caracterizada, pues, la política como actividad humana
desentrañada su esencia a través de las categorías antes estudiadas,
corresponde analizar ahora sus fines y los medios que utiliza la política para
concretar estos fines.
Puede decirse entonces que la actividad humana a la que
llamamos política tiene una esencial dimensión teleológica. En el sentido de
que está orientada hacia un fin. Este fin no es otro que el de realizar un
orden de convivencia humana. Pero a estas alturas no es difícil imaginar que
también respecto de los fines de la política no existen acuerdos unánimes.
Algunos ponen el acento en aspectos tales como la fuerza o el poder (elevando a
la categoría fina lo que solamente son instrumentos o medios de que se vale la
política), otros prefieren hablar de los aspectos organizativos del Estado, y
así un largo etcétera. Pero como la convivencia humana es, por definición,
compleja y presenta diferentes planos y niveles, habrá que intentar pensar qué
orden de convivencia humana es el que pretende asegurar y concretar la
política. Y, de momento, la única respuesta posible es la que nos dice que
aquel orden de convivencia que la política aspira a realizar es el que se sitúa
por encima (se supraordina) a cualquier otro nivel o plano de la convivencia
humana, precisamente para permitir que estos otros planos de la convivencia
sean también posibles.
Y el
instrumento de que se vale la política para alcanzar sus fines propios es el
poder. Baste a los fines de avanzar los elementos para una definición
fuerza, generalmente fundada en un derecho, la seguridad exterior y la
concordancia interior de la unidad política particular, garantizando el orden
en medio de las luchas que nacen de la diversidad y de la divergencia de
opiniones y de intereses.
Y si queremos, como EASTON, entender a la política como un
sistema, se puede decir que la política es un sistema de interacciones
abstraídas de la totalidad de los comportamientos sociales, a través de las
cuales los valores se asignan de modo imperativo para una sociedad.
Asimismo, también podemos considerar que la política es
aquella actividad humana mediante la cual los hombres tratan de influir en el
comportamiento de otros hombres.
LA POLÍTICA COMO ARTE, COMO TÉCNICA Y COMO CIENCIA
La política como arte se manifiesta en la competencia que
se establece entre los individuos que tratan de alcanzar el poder. Como
esta no es una competencia reglada, cada uno de los protagonistas –tal como si
fuera un artista– le imprimirá a su comportamiento se sello personal y,
seguramente, aquellos que se destaquen por su habilidad, intuición,
adaptabilidad a las nuevas situaciones, coraje o prudencia, serán los que
obtengan los mejores resultados. La actividad política así desplegada será,
desde luego, imprevisible.
La política como técnica será la actividad que despliegan
los gobernantes. Si bien éstos podrán imponer su particular estilo de
conducir, el ejercicio de la función de gobierno es una actividad reglada, a
cuyas normas deberán ajustarse todos aquellos que desempeñen cargos en el
gobierno. En este caso, la actividad política será perfectamente previsible.
La política como ciencia no se
manifiesta ni en la actividad política que desarrollan quienes pretenden
acceder al poder, ni la que realizan quienes ejercen el poder a través del
gobierno. Cuando hablamos
de política como ciencia hacemos referencia al conocimiento que podemos tener
de aquellas actividades humanas, ajustándonos para ello a las reglas del método
científico. Por lo tanto, la Ciencia Política será aquella disciplina que se
ocupe del conocimiento sistemático y objetivo de los hechos y fenómenos que
conforman la realidad política.
Documento tomado de INTERNET junio de 2003.
-ECONOMÍA: Ciencia que estudia los recursos, la creación de riqueza y la producción, distribución y consumo de bienes y servicios, para satisfacer las necesidades humanas.
-POLÍTICA: Ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los estados.
-MORAL: Conjunto de costumbres y normas que se consideran buenas para dirigir o juzgar el comportamiento de las personas en una comunidad.
-PODER: Autoridad que una o varias personas disponen para llevar el mando de alguna tarea o trabajo, concretar algo que deseen o imponer un mandato.
2. Elabora un esquema gráfico en el que presentes aquello que consideres fundamental del texto.
-Por política se entiende la organización de un pueblo, sociedad y/o estado en el cual se ejerce un poder sobre estos con el fin de resolver dichos conflictos y problemas habidos
para esto se tiene en cuenta la forma en la que se toman las decisiones queriendo lograr un fin especifico.
-El objeto de estudio de esta es generar la participación de los ciudadanos para así lograr un bien común también, es disminuir la cantidad de problemas, conflictos y/o asuntos que atañan al estado o lugar que se esta dirigiendo mediante el poder político. Para la sociedad, es importante una política ya que esta es quien ayuda a orientar sus decisiones y a buscar maneras de solucionar conflictos también, a llevar un orden mediante ciertas normas y reglas a cumplir.
4. De acuerdo a lo planteado por el texto ¿Cuáles son las principales diferencias de la política, con la economía, la moral y la religión?
5 ¿Cuáles son las principales semejanzas y diferencias entre el concepto clásico y moderno de la política?
6. ¿Consideras importante el estudio de la política desde la etapa escolar? Justifica tu respuesta.
si a titulo personal considero que es importante tener conocimiento de la politica a temprana edad, ya que a lo largo de nuestra vida la politica se vera presente y es necesario conocer el concepto,las necesidades y hasta donde nos pueden ofrecer tambien que caracteristicas debera tener un buen politico conocer su historia y de esta manera poder tomar una buena decison
a lo largo de nuestra vida oimos a muchos de los adultos que nos rodean presentar una serie de quejas de la politica que nos rige frente a esta podemos empezar a encaminar nuevos lideres politicos justos, legales y que busqueen el bienestar de la sociedad , con un buen discurso muy cercano a la realidad y sus necesidades
7. Escribe dos interrogantes que te hayan surgido después de haber leído el texto.
NOTA: 85
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